Cuento realista
Un cuento realista es el
resultado de la voluntad de reproducir, lo más exactamente posible, las
percepciones de la naturaleza, la sociedad) y los sentimiento o pensamientos. Su fórmula
estética podría ser: el mundo tal como es. La voluntad de describir de manera
que cualquier hijo de vecino reconozca lo descrito lleva a elegir perspectivas
ordinarias desde las que se vean objetos también ordinarios. El narrador con aspiraciones
al realismo se planta en medio de la vida cotidiana y observa con ojos normales
desde la altura de un hombre del montón. Su gusto está en que lo tomen por un testigo
prescindible. Nos hace creer que todos vemos lo que él y, por tanto, que
cualquiera, con un poco de oficio, podría escribir así.
Anderson
Imbert (adaptación)
Sobre el cuento realista
Es aquel que nace de la observación directa del autor
sobre su entorno, el cuento que brinda una apariencia de verdad, que es
verosímil. En su trama se reflejan costumbres, tradiciones, microclimas:
elementos y acciones que bien podrían ocurrir en la realidad.
Los cuentos realistas representan un mundo que parece
corresponderse con la realidad, brindan una apariencia de verdad: puede
tratarse de una realidad conocida o no, pero siempre imaginable como posible y,
en este sentido, verosímil, es decir, que parece verdadera. Se dice que ese
mundo "parece corresponderse", y no "se corresponde", con
la realidad porque todo relato literario es ficticio, y el lector no busca
saber si lo que lee habrá sucedido o no, sino poder imaginarse el mundo que el
texto presenta. A diferencia de lo que sucede con otros tipos de cuento, el
mundo imaginario por el lector de un cuento realista es relativamente
explicable, semejante al que se accede en la experiencia cotidiana. En su trama
se reflejan costumbres, tradiciones, microclimas: elementos y acciones que bien
podrían ocurrir en la realidad.
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Antecedentes
Los
cuentos más antiguos aparecen en Egipto en torno al año 2000 a.C. Más
adelante cabe mencionar las fábulas del griego Esopo y las versiones de los
escritores romanos Ovidio y Lucio Apuleyo, basadas en cuentos griegos y
orientales con elementos fantásticos y transformaciones mágicas. Junto a la
eternamente popular colección de relatos indios conocida como Panchatantra (siglo IV d.C.), la
principal colección de cuentos orientales es sin dudaLas mil y una noches.
Cada noche, por espacio de 1001 días, Scheherazade se salva de morir a manos de
su marido, el sultán, contándole apasionantes cuentos recogidos de diversas
culturas. La influencia de esta obra fue decisiva para el desarrollo posterior
del género en Europa.
Desde
el punto de vista histórico, el cuento proviene de las narraciones y relatos de
Oriente, y aunque durante siglos ha tenido significados equívocos e imprecisos,
a menudo se confunde con la fábula. Debemos considerar como cuentos numerosas
manifestaciones literarias de la antigüedad, de características muy diversas,
como: La Historia de Sinuhé,
en la literatura egipcia, o la de Rut en el Antiguo
Testamento, y más modernamente, escritos hagiográficos como las florecillas
de San Francisco o La leyenda
áurea. Sin ninguna duda, son cuentos algunos de los relatos de Libro del buen amor, la
historia que narra Turmeda o los exiemplos del Conde Lucanor. Sin embargo,
hasta el siglo XIV, con el Decamerón,
de Boccaccio, cuyos relatos cortos están enmarcados por una leve trama que los
unifica, no se afirma y consolida la idea de cuento en el sentido moderno de la
palabra.
El Heptamerón (1588),
de Margarita de Navarra, en Francia, y la Novelle,
de Bandello, en Italia, corresponden aproximadamente al concepto boccaccesco
del género. También Los
cuentos de Canterbury, de Chaucer, escritos en la última parte del siglo
XVI, colección de los relatos versificados con prosa intercalada, organizados
en una trama general que consiste en que varios peregrinos de distintas clases
y profesiones se comprometen a narrar historietas. En el siglo XVII, en
Francia, La Fontaine titula Contes (cuentos) a unas narraciones
versificadas, de cierta vinculación con la literatura folclórica. Cabe señalar
que tanto en Francia como en España, casi al término del siglo XVII, la palabra
cuento aun está cargada de ciertos matices folclórico-fantásticos. En el siglo
siguiente, Perrault, con su colección de cuentos populares titulada Cuentos de mi madre la gansa (1697), así como los cuentos de
VoltaireCándido, Zadig, Micromegas, etc., revisten este tipo de
narración con un ropaje eminentemente literario.
A fines del siglo XIX el cuento
parece, pues, haberse desembarcado de sus significados primigenios, para
ponerse en un plano semejante al de la novela, de la que viene a ser como un
apunte. Se identifica el relato breve con la historia de sabor popular, como
Daudet, la fantasía, con autores como Stevenson y Gutiérrez Nájera; o la poesía
imaginativa de los niños, como Wilde y Lewis Carroll. En la primera mitad del
siglo XX los escritores norteamericanos, al igual que en la novela, han
aportado su propia versión de cuento, cuyas fórmulas de singular eficacia
narrativa han fortalecido el género. Algunos de esos escritores que han
incursionado en el cuento han sido: Scott Fitzgerald y Hemingway.
Ciudad Ceva – Laura Quinteros
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