jueves, 10 de abril de 2014

Cuento Realista

Cuento realista

Un cuento realista es el resultado de la voluntad de reproducir, lo más exactamente posible, las percepciones de la naturaleza, la sociedad) y  los sentimiento o pensamientos. Su fórmula estética podría ser: el mundo tal como es. La voluntad de describir de manera que cualquier hijo de vecino reconozca lo descrito lleva a elegir perspectivas ordinarias desde las que se vean objetos también ordinarios. El narrador con aspiraciones al realismo se planta en medio de la vida cotidiana y observa con ojos normales desde la altura de un hombre del montón. Su gusto está en que lo tomen por un testigo prescindible. Nos hace creer que todos vemos lo que él y, por tanto, que cualquiera, con un poco de oficio, podría escribir así.
Anderson Imbert (adaptación)

Sobre el cuento realista

Es aquel que nace de la observación directa del autor sobre su entorno, el cuento que brinda una apariencia de verdad, que es verosímil. En su trama se reflejan costumbres, tradiciones, microclimas: elementos y acciones que bien podrían ocurrir en la realidad.

Los cuentos realistas representan un mundo que parece corresponderse con la realidad, brindan una apariencia de verdad: puede tratarse de una realidad conocida o no, pero siempre imaginable como posible y, en este sentido, verosímil, es decir, que parece verdadera. Se dice que ese mundo "parece corresponderse", y no "se corresponde", con la realidad porque todo relato literario es ficticio, y el lector no busca saber si lo que lee habrá sucedido o no, sino poder imaginarse el mundo que el texto presenta. A diferencia de lo que sucede con otros tipos de cuento, el mundo imaginario por el lector de un cuento realista es relativamente explicable, semejante al que se accede en la experiencia cotidiana. En su trama se reflejan costumbres, tradiciones, microclimas: elementos y acciones que bien podrían ocurrir en la realidad.

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Antecedentes
Los cuentos más antiguos aparecen en Egipto en torno al año 2000 a.C. Más adelante cabe mencionar las fábulas del griego Esopo y las versiones de los escritores romanos Ovidio y Lucio Apuleyo, basadas en cuentos griegos y orientales con elementos fantásticos y transformaciones mágicas. Junto a la eternamente popular colección de relatos indios conocida como Panchatantra (siglo IV d.C.), la principal colección de cuentos orientales es sin dudaLas mil y una noches. Cada noche, por espacio de 1001 días, Scheherazade se salva de morir a manos de su marido, el sultán, contándole apasionantes cuentos recogidos de diversas culturas. La influencia de esta obra fue decisiva para el desarrollo posterior del género en Europa.
Desde el punto de vista histórico, el cuento proviene de las narraciones y relatos de Oriente, y aunque durante siglos ha tenido significados equívocos e imprecisos, a menudo se confunde con la fábula. Debemos considerar como cuentos numerosas manifestaciones literarias de la antigüedad, de características muy diversas, como: La Historia de Sinuhé, en la literatura egipcia, o la de Rut en el Antiguo Testamento, y más modernamente, escritos hagiográficos como las florecillas de San Francisco o La leyenda áurea. Sin ninguna duda, son cuentos algunos de los relatos de Libro del buen amor, la historia que narra Turmeda o los exiemplos del Conde Lucanor. Sin embargo, hasta el siglo XIV, con el Decamerón, de Boccaccio, cuyos relatos cortos están enmarcados por una leve trama que los unifica, no se afirma y consolida la idea de cuento en el sentido moderno de la palabra.
El Heptamerón (1588), de Margarita de Navarra, en Francia, y la Novelle, de Bandello, en Italia, corresponden aproximadamente al concepto boccaccesco del género. También Los cuentos de Canterbury, de Chaucer, escritos en la última parte del siglo XVI, colección de los relatos versificados con prosa intercalada, organizados en una trama general que consiste en que varios peregrinos de distintas clases y profesiones se comprometen a narrar historietas. En el siglo XVII, en Francia, La Fontaine titula Contes (cuentos) a unas narraciones versificadas, de cierta vinculación con la literatura folclórica. Cabe señalar que tanto en Francia como en España, casi al término del siglo XVII, la palabra cuento aun está cargada de ciertos matices folclórico-fantásticos. En el siglo siguiente, Perrault, con su colección de cuentos populares titulada Cuentos de mi madre la gansa (1697), así como los cuentos de VoltaireCándido, Zadig, Micromegas, etc., revisten este tipo de narración con un ropaje eminentemente literario.
A fines del siglo XIX el cuento parece, pues, haberse desembarcado de sus significados primigenios, para ponerse en un plano semejante al de la novela, de la que viene a ser como un apunte. Se identifica el relato breve con la historia de sabor popular, como Daudet, la fantasía, con autores como Stevenson y Gutiérrez Nájera; o la poesía imaginativa de los niños, como Wilde y Lewis Carroll. En la primera mitad del siglo XX los escritores norteamericanos, al igual que en la novela, han aportado su propia versión de cuento, cuyas fórmulas de singular eficacia narrativa han fortalecido el género. Algunos de esos escritores que han incursionado en el cuento han sido: Scott Fitzgerald y Hemingway.

Ciudad Ceva – Laura Quinteros



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