miércoles, 17 de diciembre de 2014

Poesía de vanguardia


 A principios del siglo XX, luego de la primera guerra mundial, los artistas en distintas áreas llevaron a cabo una serie de reformulaciones del arte. Hasta el momento las manifestaciones artísticas eran sublimaciones más o menos cercanas a la realidad, idealizaciones de la belleza o la fealdad que daban como resultado obras admirables.
  Los vanguardistas, influidos por el espíritu de los sobrevivientes a la guerra, observadores del caos y destrucción del mundo, decidieron romper las estructuras del arte y crear como si fueran los primeros. Su inspiración fueron la nada, los sueños, los estados de alteración (uso de drogas y alcohol). También se apartaron de los formatos y mezclaron estilos, alteraron la sintaxis, utilizaron metáforas y símbolos nuevos. El término vanguardia alude a las formaciones de los ejércitos que van al frente, simboliza las intenciones de originalidad y reforma de este grupo.
  Entre otras, las vanguardias más importantes fueron:
Surrealismo: es una expresión creada a partir del dadaísmo, cuyo principal representante fuera Tristán Tzara. El movimiento surrealista se organizó en Francia en la década de 1920 alrededor de André Bretón quien, inspirado en Sigmund Freud, se interesó por descubrir los mecanismos del inconsciente y sobrepasar lo real por medio de lo imaginario y lo irracional. Consistía en la captación de la coincidencia-realidad surgida en un personaje, cuando vive un hecho que le provoca recuerdos. Los sueños y alteración de la conciencia fueron sus herramientas de expresión. 
Cubismo: nació en Francia hacia 1906. Sus rasgos principales son la representación de la realidad en todos sus planos, el desdoblamiento del autor, el juego gráfico con palabras, el uso del humor, la sustitución de la realidad por figuras geométricas. Los inpiradores del movimiento fueron Pablo Picasso y Georges Braque, ambos pintores y escultores. En literatura, el autor sobresaliente fue Guillaume Apollinaire, autor de caligramas.
Dadaísmo: Surgió en Zúrich, Suiza, entre 1916 y 1922. Hugo Ball y Tristan Tzara se hicieron notar como fundadores y principales exponentes. El movimiento creció y rápidamente se extendió a Berlín y a París. Uno de los motivos que llevó al surgimiento de DADA fue la violencia extrema y la pérdida de sentido que trajo la Primera Guerra Mundial. Los dadaístas consideraban el arte una manifestación efímera, por lo tanto sus obras solían ser eventos en los que luego de leer o mostrar obras de arte, éstas eran destruidas. En los conservados se observa el juego con las grafías y palabras aparentemente inconexas.
El poema dadaísta solía ser una sucesión de palabras y sonidos, lo que hace difícil encontrarle lógica. Se distinguió por una inclinación hacia lo incierto y a lo absurdo. Por su parte, el procedimiento dadaísta buscaba renovar la expresión mediante el empleo de materiales inusuales, o manejando planos de pensamientos antes no mezclables, con una tónica general de rebeldía o destrucción.
Ultraísmo: El ultraísmo apareció en España entre 1918 y 1922 como reacción ante el modernismo, que pretendía hacer del poema una escultura llena de adornos e inalcanzable para la gente común.

Fue uno de los movimientos que más se proyectó en el mundo de habla hispana, contribuyendo al uso del verso libre, la proscripción de la anécdota y el desarrollo de la metáfora, que se convertiría en el principal centro expresivo. Fue influido por poetas como Vicente Huidobro y Guillaume Apollinaire.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Roberto Cossa - Gris de ausencia

GRIS DE AUSENCIA

de Roberto “Tito” COSSA

(La antecocina de la "Trattoría La Argentina", en el barrio del Trastevere, en la ciudad
de Roma. Es un ambiente amplio que se usa como lugar de estar. A la derecha está la
cocina, que el espectador no ve; a la izquierda una salida hacia los dormitorios de la casa
y a foro otra que da al salón del restaurante. Al iniciarse la acción se escucha el sonido de
un acordeón a piano. Es el Abuelo, que toca torpemente el tango "Canzoneta", sentado
en un extremo del ámbito. En el otro, Frida trata de cerrar una valija desbordada de
ropa.)
ABUELO: "Cuando escolto o sole míoooo... sensa mama e sensa amore... sento un frío
cui nel cuore... que me yena de ansiedaaa... Será el alma de mi mamaaaaa...
que dequé cuando era un niño.... yora, yora o sole mío... Yo también quero
yorar". (Prolonga los compases finales de la canción. Un instante después
ingresa Lucía, desde la cocina, trayendo un mate que tiende a Frida.)
FRIDA: (con marcado acento español.) ¡Coño! Esta maleta es muy pequeñita. Debí
haber cogido la más grande. Siempre sucede lo mismo: retorno con más
cosas de las que traje.
LUCÍA: ¡A qué lora sale lu avione?
FRIDA: Aún tengo tiempo. (Sorbe el mate.) Madre: no quiero que vengas a
despedirme. ¿Me oyes?
LUCÍA: Sai que no me piácheno la despedida.
FRIDA: ¡Vale! En cuanto llegue a Madrid te escribo. (Frida termina de tomar el
mate y se lo tiende a Lucía.)
LUCÍA: E cuándo va a retornar a Roma?
FRIDA: No lo sé madre. En el verano, tal vez.
LUCÍA: ¿Cosa é tal vez?
FRIDA: Bueno... quiero decir a lo mejor. (Lucía la mira sin entender.) Que no es
seguro. Eso quiero decir. Que no es seguro.
LUCÍA: Dentro de sei mese, e no é securo. ¿Qué hace osté a Madrí? ¿Qué tene que
hacer a Madrí que no pueda fachar a Roma?
FRIDA: Mi lugar está en Madrid.
LUCÍA: Tu lucar... tu lucar... ¿Quié lo a deto? ¿Dío a deto que tu lucar está a Madri?
¿Dio a deto que mi lucar está a Roma?¿Que el lucar de Martín está a Londra?
¿Eh? ¿Dío lo a deto? ¿Qué é Dío?¿Una ayencia de turismo'?
FRIDA: (Con cansancio.) Cada vez que vengo a Roma discutimos lo mismo.
GRIS DE AUSENCIA 2
LUCÍA: Cada veche lo discutimo meno, entonche. Porque osté viene cada veche
meno. Al princhipio venía todo lo mese. Dopo cada tre mese. Alora, dentro
d, sei... ¡E no é securo!
FRIDA: Anda, madre: tráeme otro mate. (Lucía sale hacia la cocina con el mate.)
¿Sabes, madre? Le enseñé a Manolo a tomar mate. ¡Vieras cómo le gustó! Al
comienzo creía gue era una droga... algo así como la marihuana... (Ríe) Pero
oye, le dije... En mi país lo toman hasta los niños. ¡No lo podía creer! (En ese
instante ingresa Chilo, con un ejemplar del diario "Clarín" bajo el brazo,
mascullando insultos por lo bajo.)
FRIDA: ¿Qué sucede, tío? Estás alterado.
CHILO: ¡Tano hijo de puta! ¡Guacho! (Frida lo mira.) El canilla... ¡El diarero! Es un
tano guacho. Hace veinte años que le compro el "Clarín", todos los días. ¿Y
vos querés creer que todos los días se lo tengo que pedir? Sabe que voy a
buscar el "Clarín". Pero no. Se lo tengo que pedir: "Me da el Clarín de
Buenos Aires". Todos los días lo mismo. Pero oíme... En Buenos Aires le
comprás tres días seguido el diario a un canilla y apenas te ve venir ya te
espera con el diario en la mano. Yo compraba siempre el diario frente al
policlínico Presidente Perón... Le compraba "Noticias Gráficas". Y todos los
días me esperaba con el diario en la mano. Una tarde le dije: "Cambio por
Crítica". Al día siguiente me esperaba con la "Crítica" en la mano. ¡Este
tano!... ¡Veinte años! Y encima me insultó.
FRIDA: ¿Cómo te insultó?
CHILO: Y sí... Algo dijo en italiano.
FRIDA: ¿Qué dijo?
CHILO: No le entendí. Pero se ve que me insultó. ¡Son así! ¡Los tanos son así! En
cuanto se dan cuenta que no los entendés, te putean.
FRIDA: Pues a mí nunca me ha pasao.
CHILO: ¿Que no? La vez pasada lo saqué al viejo a dar una vuelta... Fuimos a ver
toda la parte esa rota... Bue: nos perdimos. Y le dije al viejo: preguntá cómo
hacemos para volver al Trastevere. El abuelo le preguntó a una viejita que
salía de la iglesia y la vieja le contestó: "Andáte a la puta que te parió".
FRIDA: (Extrañada) ¿Eso le contestó?
CHILO: Bueno... En italiano. Pero algo parecido. ¡Y era una viejita que salía de misa!
(Desde la entrada del salón ingresa Dante, vestido de gaucho. Tiene una
servilleta que le cae sobre el antebrazo.)
DANTE: Luchía... Luchía...
LUCÍA: (Apareciendo) ¿Cosa suchede?
DANTE: Han arribato cliente.
LUCÍA: (Molesta.) ¿Tan temprano?
DANTE: E se... Tan temprano. Andá a prepararte. ¡Vamo!
LUCÍA: ¡Porca miseria! (Lucía sale hacia los dormitorios.)
GRIS DE AUSENCIA 3
DANTE: Chilo... abrime la mesa due. Do cuberto. E cuatro para la mesa sete. (Se
asoma a la cocina.) Bruno: tre chinculino molto cuchido... due mocheca e
una insalata de tomate e chipolaaa... E una parriyada completa para cuatro.
(Suena el teléfono.) Trattoría La Aryentina, bonasera . ¡Comendatore!
¿Come vai? (Reaparece Lucía. Se ha colocado un poncho y va hacia la
salida que da al salón. Al pasar junto a Frida le dice:)
LUCÍA: Retorno súbito.
DANTE: (Tapa la bocina del teléfono y le habla a Lucía.) Pane e chimichurri para la
mesa tre. (Al teléfono.) Ah... comendatore.... abiamo locro... E un locro
especiale: a la camatarqueña.
CHILO: (Corrige.) Catamarqueña... Catamarqueña...
DANTE: (Al teléfono.) ¡E una orden comendatore! La távola de la fenestra para tre
persona. ¡Molto piachere! (Cuelga. Va a salir y se vuelve hacia Frida.)
DANTE: Non te va ancora, ¿no?
FRIDA: (Mira la hora.) Dentro de un ratito.
DANTE: (Disculpándose.) Oyi e vernedí. Un día bravo. ¿Capishe?
FRIDA: Atiende, padre.
DANTE: (La besa.) Dopo ci vediamo. (Dante ingresa al salón. Frida vuelve a
ocuparse de la valija. Chilo está leyendo el diario. El Abuelo toca
"Canzoneta ".)
ABUELO: "La Boca.... Cayecón, Vuelta de Rocha... bodecón, Yenaro e su acordeón...
¡Canzoneta gri de ausenchia, cruel malón de pena vieca escondida en la
sombra de mi alcohol..."
CHILO: (Leyendo el diario.) ¡Oia! Mirá, papá. El domingo pasado estuvo de turno la
farmacia de don Pascual. (Lee.) Sección 22, Almirante Brown 1302. Era la
farmacia de don Pascual, ¿te acordás?
ABUELO: Entonce no va a venir a cucar al tute. Cuando está de turno no viene a cucar
al tute con me.
CHILO: ¿Qué se habrá hecho de don Pascual? Tenía tu edad. más o menos.
ABUELO: ¿Cuanto ano tengo io?
CHILO: Y ochenti... Déjeme pensar. Salimos de Buenos Aires en el... Tenés ochenta
y cinco.
ABUELO: Entonces don Pacual tene ochenta e tre. Cuando él e arrivato a la Aryentina
tenía diecioto anno... e io vente. Sempre le quievé due anno. (Se hace una
pausa. El Abuelo toca.) "La Boca. cayecón, Vuelta de Rocha... Bodecón...
Yenaro e su acordeón...". ¿Así que don Pacual está de turno oyi?
CHILO: (Con cansancio.) No, papá, no.
ABUELO: Lo diche el diario.
GRIS DE AUSENCIA 4
CHILO: Pero este diario es del domingo pasado. Ya te lo expliqué. Aquí los diarios se
leen atrasados. (Para sí.) ¡Qué tanos bestias! Además... vaya a saber qué se
hizo de don Pascual. Por lo menos la farmacia está.
ABUELO: ¿Cuando vamo a volver a Buenosaria. Chilo?
CHILO: Algún día, papá.
ABUELO: (Vuelve a tocar.) Quero volver a Buenosaria a cucar al tute con don Pacual
"Canzoneta gri de ausenchia... cruel malón de pena vieca, escondida en la
sombra de mi alcohol... ¡Soñé Tarento... con chien regreso... Pero sico aquí
en la Boca donde yoro mi concoca... " . Nunca me podía canar al tute, don
Pacual. (Ríe.) ¡E che nocaba! ¡Ma nunca me podía canar!
FRIDA: ¡Por fin! (Deja la valija en el suelo y va a sentarse junto a Chilo. Este la
mira.)
CHILO: La Frida... Qué linda estás. Los puntos se deben volver locos en Madrid,
¿no?
FRIDA: ¿Los puntos?
CHILO: Los gallegos... los muchachos.
FRIDA: (Ríe.) Qué gracioso hablas tú. Me gusta escucharte .
CHILO: – ¡Qué churro! ¿Así te dicen?
FRIDA: No... ¡Qué maja!
CHILO: ¿Maja? Es joda. (Ríe.) Oíme... no te querrán decir eso de la maja en pelotas
¿no?
FRIDA: ¡No! (Ambos ríen.)
CHILO: Y en cuanto te dicen "qué maja", vos le decís, "soy argentina".
FRIDA: Argentina... porteña y del barrio de la Boca.
CHILO: Cómo te acordás.
FRIDA: Siempre me lo decías. Frida: tú eres argentina, porteña y del barrio de la
Boca. ¡Tienes que gritárselo a todo el mundo!
ABUELO: Qui e?
FRIDA: Soy yo, abuelo.
CHILO: La Frida, papá.
ABUELO: Credeba que era don Pacual.
CHILO: ¿Cómo don Pascual? ¿En Roma don Pascual?
ABUELO: E cherto. Don Pacual está de turno oyi. Non pode venir a cucar al tute con
me.
CHILO: (A Frida.) Don Pascual era el farmacéutico de al lado de casa. En la calle
Almirante Brown. Y venía todas las tardes a jugar a las cartas con papá.
ABUELO: Nunca me podía canar. ¡E che nocaba! (Ríe.)
GRIS DE AUSENCIA 5
CHILO: (A Frida.) ¿Vos no te acordás?
FRIDA: No... Casi nada.
CHILO: ¡Uy... cómo te quería! Y vos tenías locura con él. (Imita a Frida.) "Don
Pascual... Don Pascual...". Cada vez que lo veías te le tirabas a los brazos.
¡Tenía locura con vos! Y él fue el que te subió al barco en brazos. ¿No te
acordás? (Frida niega.) Claro... vos debías tener cinco años...
FRIDA: Menos de cuatro.
CHILO: ¡Cómo lloraba don Pascual! Siempre me lo acuerdo... en el muelle, llorando
y agitando los brazos. Un tano macanudo.
ABUELO: Sempre íbamo a la piazza Venechia con don Pacual, e cucábamos al tute
baco lo árbole. (A Frida.) En la piazza Venechia. Cherca de casa.
CHILO: Ese es el Parque Lezama, papá.
ABUELO: ¡Eco! El Parque Lezama. E mirábamo el Coliseo.
CHILO: ¿Qué Coliseo? La cancha de Boca.
ABUELO: Eco. Está tuta rota la cancha de Boca. (Toca.) "Pero sico aquí en la Boca,
donde yoro mi concoca... ¡Soñé Tarento... con chien regreso!..." (Frida se ha
puesto a hojear el "Clarín".)
FRIDA: ¿Sabes tío? Casi no me acuerdo nada de Buenos Aires. Pero tengo una
imagen: una vez me llevaste a caminar por una calle llena de gente...
CHILO: Sería la calle Florida. Siempre te llevaba a la calle Florida.
FRIDA: Había mucha gente.
CHILO: ¡Ja! La calle más linda del mundo.
FRIDA: Florida. Tendrá flores.
CHILO: ¡Está llena de flores! Y árboles que se entrecruzan por arriba... puentecitos...
góndolas... músicos y poetas que recitan. Y la gente canta y baila.
FRIDA: ¡Qué hermoso! (En ese instante suena el teléfono. A parece Dante y lo
atiende.)
DANTE: Trattoría La Argentina, bonasera. ¿Qui e? (Grita.) Quiamada da Londra.
(Ingresa Lucía agitada.)
LUCÍA: E Martinchito... Martinchito...
DANTE: (Al teléfono.) Sí, siñorina.
LUCÍA: (Le saca el tubo.) Martinchito!... Ah, sí, siñorina, aspeto. (Se queda
esperando. Dante va hacia el Abuelo.)
DANTE: Papá... póncase el poncho que lo prechiso. (Toma un poncho y ayuda al
Abuelo a ponérselo.) La mesa de la finestra. Sono tre cliente molto
importante. Tene que tocar osté. (El abuelo asiente.) Ma non toca cuesta
porquería de sempre. Toque la cumparchita. ¿Se ricorda? (El Abuelo lo mira.
Dante canturrea La Cumparsita.) "Ta-ra-ra-rá... Tarara-ra-ra-ra-ra-ra..." (El
Abuelo saca unos acordes confusos, lejanamente parecidos a "La
GRIS DE AUSENCIA 6
Cumparsita". Ambos van saliendo hacia el salón. Dante le repite la tonada
de La Cumparsita.) Cosi-cosi... Cosi, cosi, si-si-si-si-si."
LUCÍA: (Al teléfono) ¡Martinchito! Figlio mío. ¿Come vai? (Pausa.) ¡Que come vai!
(Escucha con un gesto de impotencia.) ¡Ma non ti capisco, figlio mío!
¿Come? ¿Come? ¿Mader? ¿Qui é mader? ¡Ah... mader! Sí, sono io. ¡Mader!
(Dirá todo lo que sigue, llorando y sin parar.) Ho nostalgia di te. ¿Quando
verrai a vedermi? ¿Fa molto freddo a Londra? (Escucha.) ¿Come? ¿Come?
¿Cosa é "andertan"? (A Frida.) Diche que "no andertan". (Frida va hacia
ella y le saca el tubo.)
FRIDA: ¿Martín? Soy yo, Frida. ¡Frida! ¡Tu sister! ¿Cómo estás? ¡Que cómo estás!
(Pausa.) ¡Que how are you. coño! Nosotros bien... ¡No–so–tros! (Hace un
gesto de impaciencia. ) Noialtri... Noialtri good . ¡Good, sí, good!
LUCÍA: Domándagli quando verrá a vedermi.
FRIDA: (A Martín.) Un momento. ¡Que un moment! (Mira a Lucía. )
LUCÍA: (Nerviosa.) ¡Che gli domandi quando verrá a vedermi!
FRIDA: No te entiendo, madre.
LUCÍA: ¡Que gli domandi quando verrá a vedermi! (Frida, con la mirada, busca el
auxilio de Chilo.)
CHILO: No sé... dice que lo mandes a algún lado.
FRIDA: (Al teléfono.) Dice madre... Mader diche... No, mader sei... Que te mande...
¡Que te mande a ver! Coño: cómo se dice mandar a ver en inglés. ¿A quién
quieres que vaya a ver, madre?
LUCÍA: (Histérica.) ¡Domándali si fa freddo a Londra'
FRIDA: Dice que vayas a ver a Fredy en Londres. (Escucha.) Fredy... Fredy. Okey...
Okey. (Cuelga. Lucía la mira expectante.) Dice que está bien.
LUCÍA: ¿Que está bene, qué?
FRIDA: Me dijo okey. Okey quiere decir que está bien. Va a ir a vérlo a Fredy. (En
ese instante ingresan Dante y el Abuelo. El Abuelo tocando.)
ABUELO: "Soñé, Tarento... con chien regresooo. Pero sico aquí en la Boca..."
DANTE: (Lo zamarrea.) Le dique que tocara "La Cumparchita". A la yente no le
piache cuesta cosa italiana que osté toca. ¡La cumparchita le piache a la
yente! Cuesto e una trattoría aryentina. Va, va... Practique la cumparchita. (A
Lucía.) ¿Qué ha deto Martinchito?
LUCÍA: (Llorosa. ) Que fá molto freddo a Londra.
DANTE: Eh... Sempre fa freddo a Londra. (A Chilo.) Anota una tripa gorda para la
sete e un postre viquilante a la nuove. (A la cocina.) Bruno marche do
empanada é tre locro a la camatarqueña...
CHILO: (Corrige.) Catamarqueña. Ca–ta–mar–que–ña. (Dante ha salido. Lucía se
queda llorosa y Chilo anota los pedidos. Frida toma la valija.)
FRIDA: Me voy a ir yendo, madre.
GRIS DE AUSENCIA 7
LUCÍA: (Asustada.) ¿Te vai? ¿Te vai?
FRIDA: Y sí madre. Ya es hora
LUCÍA: Frida... (Se acerca a ella.) ¿Por qué no te quedá a Roma? ¿Por qué no te
quedá?
FRIDA: Madre... Ya lo hablamos.
LUCÍA: (La abraza llorando.) Quedáte a Roma... Quedáte a Roma con me.
FRIDA: No puedo, sabes que no puedo.
LUCÍA: ¿Ma por qué? (Frida no contesta.) E ese uomo. ¿no? ¡E ese uomo!
FRIDA: Sí. es Manolo también. Pero no es sólo él.
LUCÍA: Osté está enamorada de él.
FRIDA: Sí. Y nos vamos a casar.
LUCÍA: ¿A casar? E un estranyero. ¡Non e como noialtri! ¡E un estranyero e te va a
abandonar! ¡Porque lo estranyero sono cosí! (La mira con odio.) ¡Vate!
¡Vate e no vuelva ma!
FRIDA: Madre...
LUCÍA: ¡Me a ascoltato! ¡No vuelva ma! (Se aleja de ella llorando.)
FRIDA: (Mira un instante a Lucía y Iuego va hacia Chilo.) Adiós tío.
CHILO: Chau. piba. Buen viaje. (Se besan.)
FRIDA: (Besa al Abuelo.) Adiós, abuelo.
ABUELO: ¿Te va a pasear? Cuando pase por la farmachia dechile a don Pacual que lo
estó esperando para cucar al tute.
FRIDA: (Va a salir y se detiene. A Lucía.) Te voy a escribir, madre. (Sale.)
ABUELO: "Canzoneta gri de ausenchia cruel malón de pena vieca escondida en la
sombra de mi alcohol... ¡Soñé Tarentoooo... con chien regreso..." ¿Cuándo
vamo a volver a Buenosaria, Chilo?
CHILO: Algún día. (Desde el salón ingresa Dante agitado.)
DANTE: ¡Ma qué pasa!... ¡Luchía!... Tre mesa sen atender. ¡Tre mesa!
LUCÍA: (Furiosa.) Me ne frega la tre mesa... ¡Me ne frega la tre mesa e me ne frega
lo cliente! (Se saca el poncho y lo arroja al suelo. Sale llorando hacia los
dormitorios. )
DANTE: ¡Ma porca miseria! ¡Justo un vernedi! (A Chilo.) Debe ayudarme al salón.
CHILO: ¿El salón? Nooo... De mozo no.
DANTE: ¡Ma io solo non doy abasto!
CHILO: ¿Yo servir a un tano? ¿A que me insulte? No... Ya te lo dije. Te hago el
adicionista. Pero de mozo. no. Te lo dije cuando se te ocurrió poner el
restaurante. ¡De mozo, no! Ese fue el pacto.
GRIS DE AUSENCIA 8
DANTE: – Stá bene. Osté no me ayuda. Ma no come ma. ¡Se lo curo! (Hace el gesto
de la vendeta.) ¡Non come ma! ¡Va a ir a pedir lemosna! (Sale
violentamente hacia el salón.)
CHILO: – ¡Prefiero pedir limosna y no hacerle de alcahuete a un tano de mierda!
(Chilo se pone a leer el diario. Pausa. El Abuelo toca "Canzoneta ". )
ABUELO: Agarrábamo por Almirante Brown con don Pacual e no íbamo a la Vuelta de
Rocha. ¿Te acorda de la Vuelta de Rocha, Chilo?
CHILO: – Si, papá, sí...
ABUELO: E mirábamo el Tevere.
CHILO: – El Tíber, no. Eso es acá. El... (Se detiene.) El... (Se va asustando.) ¿Cómo
se llama? El... ¡Pero carajo!
ABUELO: El Tevere...
CHILO: (Furioso.) ¡No... eso es acá! E... el... (Hace un gesto de impaciencia.)
¡Pero!... Frente a la Vuelta de Rocha... del otro lado está Avellaneda... los
barcos... Quinquela Martín... ¡Carajo! (Contento.) ¡El arroyuelo!
ABUELO: Eco... el Riachuelo... e dopo el Castello de Santangelo...
CHILO: – El Riachuelo... (El Abuelo se pone a tocar "Canzoneta". Lentamente
Chilo se va colocando el poncho que Lucía arrojó al suelo y va hacia el
salón del restaurante.)
CHILO: (Desde la puerta que da al salón, resignado.) Comendatore... ¿Cosa vuole?
(Chilo sale hacia el salón. El Abuelo queda solo.)
ABUELO: Cucá osté, don Pacual. Spada e triunfo. Termenamo el partido e dopo no
vamo a piazza Venechia, ¿eh? Agarramo por Almirante Brown... cruzamo
Paseo Colón e no vamo a cucar al tute baco lo árbole. Cuando era cóvene,
sempre iba al Parque Lezama. Con el mío babbo e la mía mamma... Mi
hermano Anyelito... Tuto íbamo al Parque Lezama... E il Duche salía al
balcón... la piazza yena de quente. E el queneral hablaba e no dicheva:
"Descamisato... del trabaco a casa e de casa al trabaco". E eya era rubia e
cóvena. E no dicheva: "Cuídenlo al queneral". E dopo el Duche preguntaba:
"¿Qué volete? ¿Pane o canune?" E nosotro le gritábamo: "Leña, queneral,
leña queneral". (Toca acordes de "Canzoneta".) Ma... dopo me tomé el
barco. E el barco se movía e el mío hermano Anyelito mi dicheva: "A la
Aryentina vamo a fare plata... mucha plata... E dopo volvemo a Italia". (Ríe.)
Así dicheva mi hermano Anyelito, que Dio lo tenga en la Santa Gloria. Una
tarde de sol se cayó del andamio. (Toca y canturrea.) "Canzoneta gri de
ausenchia, cruel malón de pena vieca escondida en la sombra de mi alcohol...
Soñé Tarento, con chien regreso..." ¿Cuándo vamo a volver a Italia, don
Pacual? ¿Cuándo vamo a volver a Italia?
TELON

Roberto Arlt - La isla desierta

La isla desierta
PERSONAJES:
• EL JEFE
• MANUEL
• MARÍA
• EMPLEADO 1
• EMPLEADO 2
• TENEDOR DE LIBROS
• EMPLEADA 1ª
• EMPLEADA 2ª
• EMPLEADA 3ª
• CIPRIANO (MULATO)
• DIRECTOR
ACTO ÚNICO
ESCENA: Oficina rectangular blanquísima, con ventanal a todo lo ancho del salón, enmarcando un cielo infinito caldeado en azul. Frente a las mesas escritorios, dispuestos en hilera como reclutas, trabajan, inclinados sobre las máquinas de escribir, los empleados. En el centro y en el fondo del salón, la mesa del JEFE, emboscado tras unas gafas negras y con el pelo cortado como la pelambre de un cepillo. Son las dos de la tarde, y una extrema luminosidad pesa sobre estos desdichados simultáneamente encorvados y recortados en el espacio por la desolada simetría de este salón de un décimo piso.
1. EL JEFE.- Otra equivocación, Manuel.
2. MANUEL.- ¿Señor?
3. EL JEFE.- Ha vuelto a equivocarse, Manuel.
4. MANUEL.- Lo siento, señor.
5. EL JEFE.- Yo también. (Alcanzándole la planilla.) Corríjala. (Un minuto de silencio.)
6. EL JEFE.- María.
7. MARÍA.- ¿Señor?
8. EL JEFE.- Ha vuelto a equivocarse, María.
9. MARÍA.- (Acercándose al escritorio de EL JEFE.) Lo siento, señor.
10. EL JEFE.- También yo lo voy a sentir cuando tenga que hacerlos echar. Corrija. (Nuevamente hay otro minuto de silencio. Durante este intervalo pasan chimeneas de buques y se oyen las pitadas de un remolcador y el bronco pito de un buque. Automáticamente todos los EMPLEADOS enderezan las espaldas y se quedan mirando la ventana.)
11. EL JEFE.- (Irritado.) ¡A ver si siguen equivocándose! (Pausa.)
12. EMPLEADO 1º.- (Con un apagado grito de angustia.) ¡Oh! no; no es posible. (Todos se vuelven hacia él.)
13. EL JEFE.- (Con venenosa suavidad.) ¿Qué no es posible, señor?
14. MANUEL.- No es posible trabajar aquí.
15. EL JEFE.- ¿No es posible trabajar aquí? ¿Y por qué no es posible trabajar aquí? (Con lentitud.) ¿Hay pulgas en las sillas? ¿Cucarachas en la tinta?
16. MANUEL.- (Poniéndose de pie y gritando.) ¡Cómo no equivocarse! ¿Es posible trabajar sin equivocarse aquí? Contéstame. ¿Es posible trabajar sin equivocarse aquí?
17. EL JEFE.- No me falte, Manuel. Su antigüedad en la casa no lo autoriza a tanto. ¿Por qué se arrebata?
18. MANUEL.- Yo no me arrebato, señor. (Señalando la ventana.) Los culpables de que nos equivoquemos son esos malditos buques.
19. EL JEFE.- (Extrañado.) ¿Los buques? (Pausa.) ¿Qué tienen los buques?
20. MANUEL.- Sí, los buques. Los buques que entran y salen, chillándonos en las orejas, metiéndosenos por los ojos, pasándonos las chimeneas por las narices. (Se deja caer en la silla.) No puedo más.
21. TENEDOR DE LIBROS.- Don Manuel tiene razón. Cuando trabajábamos en el subsuelo no nos equivocábamos nunca.
22. MARÍA.- Cierto; nunca nos sucedía esto.
23. EMPLEADA 1ª.- Hace siete años.
24. EMPLEADO 1º.- ¿Ya han pasado siete años?
25. EMPLEADO 2º.- Claro que han pasado.
26. TENEDOR DE LIBROS.- Yo creo, jefe, que estos buques, yendo y viniendo, son perjudiciales para la contabilidad.
27. EL JEFE.- ¿Lo creen?
28. MANUEL.- Todos lo creemos. ¿No es cierto que todos lo creemos?
29. MARÍA.- Yo nunca he subido a un buque, pero lo creo.
30. TODOS.- Nosotros también lo creemos.
31. EMPLEADA 2ª.- Jefe, ¿ha subido a un buque, alguna vez?
32. EL JEFE.- Y para qué un jefe de oficina necesita subir a un buque?
33. MARÍA.- ¿Se dan cuenta? Ninguno de los que trabajan aquí ha subido a un buque.
34. EMPLEADA 2ª.- Parece mentira que ninguno haya viajado.
35. EMPLEADO 2º.- ¿Y por qué no ha viajado usted?
36. EMPLEADA 2ª.- Esperaba casarme...
37. TENEDOR DE LIBROS.- Lo que es a mí, ganas no me han faltado.
38. EMPLEADO 2º.- Y a mí. Viajando es como se disfruta.
39. EMPLEADO 3º.- Vivimos entre estas cuatro paredes como en un calabozo.
40. MANUEL.- Cómo no equivocarnos. Estamos aquí suma que te suma, y por la ventana no hacen nada más que pasar barcos que van a otras tierras. (Pausa.) A otras tierras que no vimos nunca. Y que cuando fuimos jóvenes pensamos visitar.
41. EL JEFE.- (Irritado.) ¡Basta! ¡Basta de charlar! ¡Trabajen!
42. MANUEL.- No puedo trabajar.
43. EL JEFE.- ¿No puede? ¿Y por qué no puede, don Manuel?
44. MANUEL.- No. No puedo. El puerto me produce melancolía.
45. EL JEFE.- Le produce melancolía. (Sardónico.) Así que le produce melancolía. (Conteniendo su furor.) Siga, siga su trabajo.
46. MANUEL.- No puedo.
47. EL JEFE.- Veremos lo que dice el Director General. (Sale violentamente.)
48. MANUEL.- Cuarenta años de oficina. La juventud perdida.
49. MARÍA.- ¡Cuarenta años! ¿Y ahora?...
50. MANUEL.- ¿Y quieren decirme ustedes para qué?
51. EMPLEADA 3ª.- Ahora lo van a echar...
52. MANUEL.- ¡Qué me importa! Cuarenta años de Debe y Haber. De Caja y Mayor. De Pérdidas y Ganancias.
53. EMPLEADA 2ª.- ¿Quiere una aspirina, Don Manuel?
54. MANUEL.- Gracias, señorita. Esto no se arregla con aspirina. Cuando yo era joven creía que no podría soportar esta vida. Me llamaban las aventuras... los bosques. Me hubiera gustado ser guardabosques. O cuidar un faro...
55. TENEDOR DE LIBROS.- Y pensar que a todo se acostumbra uno.
56. MANUEL.- Hasta a esto...
57. TENEDOR DE LIBROS.- Sin embargo, hay que reconocer que estábamos mejor abajo. Lo malo es que en el subsuelo hay que trabajar con luz eléctrica.
58. MARÍA.- ¿Y con qué va a trabajar uno si no?
59. EMPLEADO 1º.- Uno estaba allí tan tranquilo como en el fondo de una tumba.
60. TENEDOR DE LIBROS.- Cierto, se parece a una tumba. Yo muchas veces me decía: "Si se apaga el sol, aquí no nos enteramos"...
61. MANUEL.- Y de pronto, sin decir agua va, nos sacan del sótano y nos meten aquí. En plena luz. ¿Para qué queremos tanta luz? ¿Puedes decirme para qué queremos tanta luz?
62. TENEDOR DE LIBROS.- Francamente, yo no sé...
63. EMPLEADA 2ª.- El jefe tiene que usar lentes negros...
64. EMPLEADO 2º.- Yo perdí la vista allá abajo...
65. EMPLEADO 1º.- Sí, pero estábamos tan tranquilos como en el fondo del mar.
66. TENEDOR DE LIBROS.- De allí traje mi reumatismo. (Entra el ordenanza CIPRIANO, con un uniforme color canela y un vaso de agua helada. Es MULATO, simple y complicado, exquisito y brutal, y su voz por momentos persuasiva.)
67. MULATO.- ¿Y el Jefe?
68. EMPLEADA 2ª.- No está. ¿No ve que no está?
69. EMPLEADO 2º.- Fue a la Dirección...
70. MULATO.- (Mirando por la ventana.) ¡Hoy llegó el "Astoria"! Yo lo hacía en Montevideo.
71. EMPLEADA 2ª.- (Acercándose a la ventana.) ¡Qué chimeneas grandes tiene!
72. MULATO.- Desplaza cuarenta y tres mil toneladas...
73. EMPLEADO 1º.- Ya bajan los pasajeros...
74. MANUEL.- Y nosotros quisiéramos subir.
75. MULATO.- Y pensar que yo he subido a casi todos los buques que dan vuelta por los puertos del mundo.
76. EMPLEADO 2º.- Hablaron mucho los diarios...
77. MULATO.- Sé los pies que calan. En qué astilleros se construyeron. El día que los botaron. Yo, cuando menos, merecía ser ingeniero naval.
78. EMPLEADO 2º.- Vos, ingeniero naval... No me hagas reír.
79. MULATO.- O capitán de fragata. He sido grumete, lavaplatos, marinero, cocinero de veleros, maquinista de bergantines, timonel de sampanes, contramaestre de paquebotes...
80. EMPLEADO 2º.- ¿Por donde viajaste? ¿Por la línea del Tigre o por la de Constitución?
81. MULATO.- (Sin mirar al que lo interrumpe.) Desde los siete años que doy vueltas por el mundo, y juro que jamás en la vida me he visto entre chusma tan insignificante como la que tengo que tratar a veces...
82. MARÍA.- (A empleada 1ª.) A buen entendedor...
83. MULATO.- Conozco el mar de las Indias. El Caribe, el Báltico... hasta el océano Ártico conozco. Las focas, recostadas en los hielos, lo miran a uno como mujeres aburridas, sin moverse...
84. EMPLEADO 2º.- ¡Che, debe hacer un fresco bárbaro por ahí!
85. EMPLEADA 2ª.- Cuente, Cipriano, cuente. No haga caso.
86. MULATO.- (Sin volverse.) Aviada estaría la luna si tuviera que hacer caso de los perros que ladran. En un zampan me he recorrido el Ganges. Y había que ver los cocodrilos que nos seguían...
87. MARÍA.- No sea exagerado, Cipriano.
88. MULATO.- Se lo juro, señorita.
89. EMPLEADO 2º.- Indudablemente, este no pasó de San Fernando.
90. MULATO.- (Violento.) A mí nadie me trata de mentiroso, ¿sabe? (Arrebatado, se quita la chaquetilla, y luego la camisa, que muestra una camiseta roja, que también se saca.)
91. EMPLEADA 1ª.- ¿Qué hace, Cipriano?
92. EMPLEADA 2ª.- ¿Está loco?
93. EMPLEADA 3ª.- Cuidado, que puede venir el jefe.
94. MULATO.- Vean, vean estos tatuajes. Digan si estos son tatuajes hechos entre la línea del Tigre o Constitución. Vean...
95. EMPLEADA 2ª.- ¡Una mujer en cueros!
96. MULATO.- Este tatuaje me lo hicieron en Madagascar, con una espina de tiburón.
97. EMPLEADO 2º.- ¡Qué mala espina!
98. MULATO.- Vean esta rosa que tengo sobre el ombligo. Observen que delicadeza de pétalos. Un trabajo de indígenas australianos.
99. EMPLEADO 2º.- ¿No será una calcomanía?
100. EMPLEADA 2ª.- ¡Qué va a ser calcomanía! Este es un tatuaje de veras.
101. MULATO.- Le aseguro, señorita, que si me viera sin pantalones se asombraría...
102. TODOS.- ¡Oh... ah!...
103. MULATO.- (Enfático.) Sin pantalones soy extraordinario.
104. EMPLEADA 1ª.- No se los pensará quitar, supongo.
105. MULATO.- ¿Por qué no?
106. EMPLEADA 3ª.- No, no se los quite.
107. MULATO.- No voy a quedar desnudo por eso. Y verán qué tatuajes tengo labrados en las piernas.
108. EMPLEADA 1ª.- Es que si entra alguien...
109. EMPLEADA 3ª.- Cerrando la puerta. (Va a la puerta.)
110. MULATO.- (Quitándose los pantalones y quedando con un calzoncillo corto y rojo con lunares blancos.) Miren estos dibujos. Son del más puro estilo malasio. ¿Qué les parece esta guarda de monos pelando bananas? (Murmullos de "Oh... ah...") Lo menos que merezco es ser capitán de una isla. (Toma un pliego de papel madera y rasgándolo en tiras se lo coloca alrededor de la cintura.) Así van vestidos los salvajes de las islas.
111. EMPLEADA 1ª.- ¿A las mujeres también les hacen tatuajes?...
112. MULATO.- Claro. ¡Y qué tatuajes! Como para resucitar a un muerto.
113. EMPLEADA 2ª.- ¿Y es doloroso tatuarse?
114. MULATO.- No mucho... Lo primero que hace el brujo tatuador es ponerlo a uno bajo un árbol...
115. EMPLEADA 2ª.- Uy, que miedo.
116. MULATO.- Ningún miedo. El brujo acaricia la piel hasta dormirla. Y uno acaba por no sentir nada.
117. EMPLEADO 1º.- Claro...
118. MULATO.- Siempre bajo los árboles hay hombres y mujeres haciéndose tatuar. Y uno termina por no saber si es un hombre, un tigre, una nube o un dragón.
119. TODOS.- ¡Oh, quién lo iba a decir! ¡Si parece mentira!
120. MULATO.- (Fabricándose una corona con papel y poniéndosela.) Los brujos llevan una corona así y nadie los mortifica.
121. EMPLEADA 1ª.- Es notable.
122. EMPLEADA 2ª.- Las cosas que se aprenden viajando...
123. MULATO.- Allá no hay jueces, ni cobradores de impuestos, ni divorcios, ni guardianes de plaza. Cada hombre toma a la mujer que le gusta y cada mujer al hombre que le agrada. Todos viven desnudos entre las flores, con collares de rosas colgantes del cuello y los tobillos adornados de flores. Y se alimentan de ensaladas de magnolias y sopas de violetas.
124. TODOS.- Eh, eh...
125. EMPLEADA 2ª.- ¡Eh! ¡Cipriano, que no nacimos ayer!
126. MULATO.- Juro que se alimentan de ensaladas de magnolias.
127. TODOS.- No.
128. MULATO.- Sí.
129. EMPLEADO 2º.- Mucho... mucho...
130. MULATO.- Digo que sí. Y además los árboles están siempre cargados de toda clase de fruta.
131. MANUEL.- No será como la que uno compra aquí, en la feria.
132. MULATO.- Allá no. Cuelgan libremente de las ramas y quien quiere, come, y quién no quiere, no come... y por la noche, entre los grandes árboles, se encienden fogatas y ocurre lo que es natural que ocurra entre hombres y mujeres.
133. EMPLEADA 1º.- ¡Qué países, qué países!
134. MULATO.- Y digo que es muy saludable vivir así libremente. Al otro día la gente trabaja con más ánimo en los arrozales y si uno tiene sed (toma el vaso de agua y bebe.) parte un coco y bebe su deliciosa agua fresca.
135. MANUEL.- (Tirando violentamente un libro al suelo.) ¡Basta!
136. MULATO.- ¿Basta qué?
137. MANUEL.- Basta de noria. Se acabó. Me voy.
138. EMPLEADA 2ª.- ¿A dónde va, don Manuel?
139. MANUEL.- A correr mundo. A vivir la vida. Basta de oficina. Basta de malacate. Basta de números. Basta de reloj. Basta de aguantarlo a este otro canalla. (Señala la mesa del jefe.) (Pausa.)
140. EMPLEADO 1º.- ¿Quién es el otro?
141. TODOS.- ¿Quién es?
142. MANUEL.- (Perplejo.) El otro... el otro... el otro... soy yo.
143. EMPLEADA 3ª.- ¡Usted, don Manuel!
144. MANUEL.- Sí, yo; que desde hace veinte años le llevo los chismes al jefe. Mucho tiempo hacía que me amargaba este secreto. Pero trabajábamos en el subsuelo. Y en el subsuelo las cosas no se sienten.
145. TODOS.- ¡Oh!...
146. EMPLEADO 1º.- ¿Qué tiene que ver el subsuelo?
147. MANUEL.- No sé. La vida no se siente. Uno es como una lombriz solitaria en un intestino de cemento. Pasan los días y no se sabe cuándo es de día, cuándo es de noche. Misterio. (Con desesperación.) Pero un día nos traen a este décimo piso. Y el cielo, las nubes, las chimeneas de los transatlánticos se nos entran. Desnudas de los pies a la cabeza. Con collares de flores. Que se alimentan de ensaladas de magnolias. Y hermosos hombres desnudos. Que bailan bajo los árboles, como ahora nosotros bailamos aquí...
148. La hoja de la bananera. De verde ya se madura. Quien toma prenda de joven. Tiene la vida segura.
149. (La danza se ha ido generalizando a medida que habla el MULATO, y los viejos, los empleados y las empleadas giran en torno de la mesa, donde como un demonio gesticula, toca el tambor y habla el condenado negro.)
150. Y bailan, bailan, bajo los árboles cargados de frutas. De aromas...
151. (Histéricamente todos los hombres se van quitando los sacos, los chalecos, las corbatas; las muchachas se recogen las faldas y arrojan los zapatos. El MULATO bate frenéticamente la tapa de la máquina de escribir. Y cantan un ritmo de rumba.)
152. La hoja de la bananera...
153. EL JEFE.- (Entrando bruscamente con el DIRECTOR con voz de trueno.) ¿Qué pasa aquí?
154. MARÍA.- (Después de alguna vacilación.) Señor... esta ventana maldita y el puesto... Y los buques... esos buques malditos...
155. EMPLEADA 2ª.- Y este negro.
156. DIRECTOR.- Oh... comprendo... comprendo. (a EL JEFE). Despida a todo el personal. Haga poner vidrios opacos en la ventana.


Fuente:
Roberto Arlt. “La isla desierta”.

http://www.ensayistas.org/curso3030/textos/teatro/isla-desierta.htm

Funciones sintácticas

Funciones sintácticas

Sujeto ¿Quién?
Predicado
Núcleo:
Sustantivo
Verboide infinitivo


Núcleo
Verbo conjugado
Frase verbal
Modificadores
Son palabras o frases que modifican al núcleo del Sujeto.

Directo: artículo o adjetivo

Indirecto: preposición + frase o palabra

Objetos
Son palabras o frases que modifican al núcleo del Predicado.

Directo: artículo, frase o palabra ¿Qué? (sustituible por lo/s, la/s)

Indirecto: preposición + frase o palabra ¿A quién o para quién? (sustituible por le/s)
Aposición
Es una aclaración del núcleo

Tiene núcleo sustantivo
Está separada por signos de puntuación
Se puede intercambiar por el núcleo del Sujeto.
Circunstanciales
Expresan las características particulares del Predicado.

Pueden ser:
Adverbios o frases adverbiales

Construcciones con preposición

Construcciones de núcleo sustantivo

Según su significado, pueden tener distintos nombres: Modo, Compañía, Instrumento, Lugar, Tiempo, Causa, Fin, Tema, Negación, Afirmación, Cantidad.


Predicativo
Si bien es un modificador del verbo y siempre se encuentra en el Predicado, también puede modificar al Sujeto o al Objeto directo.

Obligatorio: sustantivo o adjetivo que completa el sentido de un verbo copulativo (ser, estar, parecer, semejar, yacer, resultar, quedar)
No obligatorio: adjetivos que acompañan a un verbo No copulativo y se refieren al Sujeto o al Objeto Directo.

Nexos

Tanto en el Sujeto como en el Predicado, podemos encontrar palabras que funcionan como nexo o unión entre otras palabras o frases.

Coordinantes: unen entre sí palabras o frases que pertenecen al mismo nivel sintáctico. Son las conjunciones.
Subordinantes: introducen un nivel sintáctico diferente, que depende del anterior. Son las preposiciones






Clases de oraciones

Unimembre
Están formadas por un núcleo y sus modificadores.
Sus núcleos pueden ser: sustantivo, adjetivo, adverbio. También verbos impersonales, que sólo se conjugan en tercera persona.

Bimembre
Son aquellas que pueden dividirse en Sujeto y Predicado o tener Predicado y Sujeto Tácito.

Compuestas
Están formadas por proposiciones (unidades sintácticas completas) unidas por nexos. Según el tipo de nexo pueden ser:
Yuxtapuestas: si el nexo es un signo de puntuación (coma, punto y coma o dos puntos)
Coordinadas: si el nexo es una palabra.
Las proposiciones coordinadas pueden ser:

Coordinación
Nexos
Significado
Copulativa
Y, e, ni
Indica suma de proposiciones.
Disyuntiva
O, u
Los significados de las proposiciones se excluyen entre sí.
Adversativa
Pero, mas, sin embargo
Se establece una oposición o contraste entre las proposiciones.
Consecutiva
Por lo tanto, entonces, etc.
La segunda proposición es consecuencia de la primera.